De la gloria al declive: el litio enfrenta una baja global en su precio

A pesar de la caída del 64% en los precios internacionales del litio, Argentina sigue aumentando su producción, mientras el mercado global enfrenta incertidumbre.

Pese a una baja del 64% en el valor internacional del litio, Argentina continúa incrementando su producción. Las inversiones y proyectos en el país tratan de mantenerse firmes frente a un escenario mundial de incertidumbre.

El litio, conocido como “oro blanco”, ha sido catalogado como el mineral estrella y el “petróleo del siglo XXI”, un recurso fundamental en la transición energética global. En 2022, el precio de la tonelada de litio alcanzó su máximo histórico, situándose en 73.000 dólares, con algunos reportes que sugerían incluso 80.000. Sin embargo, a medida que las expectativas de demanda no se concretaban, la burbuja del litio comenzó a desinflarse, y en la actualidad parece no haber tocado fondo. De acuerdo con datos proporcionados por la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), en julio de este año el precio del litio se ubicó por debajo de los 10.000 dólares por tonelada, lo que representa una caída del 64,5% en comparación con el mismo mes del año pasado.

Argentina, el segundo país con mayores reservas de litio en salmuera y el cuarto productor mundial de carbonato de litio, ha estado en el ojo del mundo desde hace décadas gracias a su capacidad de producción. Aunque el país se benefició durante el auge del precio del mineral en 2022, las condiciones actuales han permitido amortiguar el impacto de la caída del precio global, con un aumento significativo en la producción pese a la desaceleración de inversiones en otros mercados.

Una paradoja interesante se destaca en las cifras: las exportaciones argentinas de carbonato de litio disminuyeron en un 35% en términos monetarios durante el primer semestre de 2023 en comparación con el mismo periodo de 2024. Sin embargo, la producción local aumentó un 63% en ese mismo lapso.

La burbuja del litio

El auge de las políticas de transición energética, impulsado especialmente después de la pandemia del COVID-19 y en un contexto de crecientes eventos climáticos extremos, catapultó al litio a la categoría de mineral esencial. Su uso en baterías de ion-litio, fundamentales para la electrificación de vehículos y otros procesos energéticos, lo convirtió en el recurso estrella. En un breve periodo, entre 2021 y 2022, el precio del carbonato de litio se cuadruplicó, pasando de un promedio de 20.000 dólares a un pico de 74.000.

Es importante destacar que el litio no se considera un commodity, lo que complica la precisión en la estimación de su precio. Los valores se calculan en base a referencias de ciertos mercados, pero en gran medida dependen de acuerdos entre las empresas productoras y sus compradores. «Los precios más altos que se reportaron nunca fueron del todo reales. Nadie vendió a 80.000 dólares. Hubo algunas transacciones entre 30.000 y 40.000 durante el pico, pero hoy los precios están entre 8.000 y 10.000 dólares», señaló Ignacio Celorrio, directivo de la minera Exar, que opera en Jujuy. La disputa entre los actores del sector y los reguladores sigue latente, con empresas que buscan mantener la especialización del mercado mientras los reguladores intentan establecer precios de referencia, como sucede con otros productos como los granos.

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De la gloria al declive: el litio enfrenta una baja global en su precio

Las razones detrás de la caída del precio son múltiples. Según la consultora Clean Energy Associates (CEA), una sobreproducción en el mercado chino y una sobrestimación en la demanda de vehículos eléctricos contribuyeron significativamente. En China, la venta de autos eléctricos, así como la producción de Tesla, el principal fabricante de EE. UU., disminuyó, mientras que las tensiones comerciales entre EE. UU., la Unión Europea y China también complicaron el panorama.

Los principales actores de la industria admiten que las proyecciones eran demasiado optimistas. «Siempre me pareció que los precios no iban a sostenerse indefinidamente, pero fue una oportunidad para avanzar con las inversiones», aseguró Celorrio. Por su parte, EE. UU. culpa directamente a China por la baja en el precio. Durante una visita oficial a Argentina, el subsecretario de Estado para el Crecimiento Económico, Energía y Medio Ambiente de EE. UU., José W. Fernández, afirmó que China está inundando el mercado con litio para bajar los precios y desplazar a sus competidores.

Perspectivas para el futuro

De cara al futuro, las expectativas son cautelosas. Aunque el mercado es volátil, algunos expertos confían en que la demanda de autos eléctricos en Asia y el impulso de la electromovilidad en Europa contribuirán a una recuperación paulatina del precio del litio. Desde la CAEM estiman que los precios podrían estabilizarse hacia finales de año en torno a los 10.000 dólares por tonelada, aunque es improbable que regresen a los niveles alcanzados en 2022.

Argentina y el futuro del litio

En cuanto a Argentina, la caída en los precios internacionales no ha frenado el crecimiento en la producción. «La inversión en nuevos proyectos se concretó antes de la baja en los precios», explicó Celorrio. «Contamos con una planta en operación y seguimos avanzando con su puesta en marcha. Sin embargo, es crucial aprovechar los periodos de precios altos para asegurar mejores condiciones de financiamiento que impulsen el desarrollo del sector a su máximo potencial».

Otras empresas que operan en el país comparten esta visión. Desde la Mesa del Litio de la CAEM, se destaca que la ralentización en las inversiones está vinculada a la dificultad de obtener financiamiento, tanto por la caída en los ingresos como por los menores flujos de capital disponibles para el sector minero. Aun así, Argentina se posiciona para continuar liderando la producción de litio en la región.

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Uno de los mayores impactos de la baja en el precio se ha sentido en los proyectos en sus etapas iniciales. Arcadium Lithium, fusión de Livent y Allkem, anunció una ralentización en la expansión del proyecto Fénix, el primero en entrar en operación en Argentina en 1998. Asimismo, la Cámara Minera de Salta reportó una desaceleración en varios proyectos de exploración en la región.

El futuro del litio en Argentina parece estar vinculado a su capacidad para adaptarse a un mercado internacional volátil y a las fluctuaciones en la demanda global. Aunque los precios actuales están lejos de los picos históricos, el país sigue siendo un jugador clave en la industria del litio, con la posibilidad de seguir expandiendo su producción en los próximos años.

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