Enclavada entre cerros y cadenas montañosas, San Juan posee un tesoro mineral que va más allá de los metales preciosos tradicionales. La minería no metalífera, a menudo eclipsada por la metalífera en términos de atención gubernamental, desempeña un papel crucial en el desarrollo económico de la provincia. Minerales como plomo, uranio, zinc, tungsteno, berilo, manganeso, antimonio, baritina y el codiciado travertino de Albardón constituyen activos estratégicos para la región.
Aunque la minería metalífera ha sido históricamente el enfoque principal de los gobiernos locales, es fundamental comprender que la minería no metalífera posee un valor económico significativo. No solo diversificaría la economía regional, sino que también generaría empleo tanto técnico como manual. La riqueza mineral de San Juan no se limita únicamente a los metales preciosos como el oro, la plata y el cobre; el potencial económico de los minerales no metalíferos puede impulsar el Producto Bruto Interno (PBI) de la provincia y crear oportunidades laborales.
En particular, el travertino de Albardón merece atención. A pesar de que Argentina importa el 20% de este mármol desde Turquía, posee uno de los mayores depósitos en La Laja, Albardón. Esta piedra versátil tiene aplicaciones diversas en la vida cotidiana, subrayando la premisa de que «todos los utensilios de nuestra vida diaria, es minería».
El uso de minerales no metalíferos se extiende a campos como la construcción, la medicina, la fabricación de pinturas, la industria del caucho y la producción de agua oxigenada. Ejemplos notables incluyen la Baritina, utilizada en lodos de perforación de pozos, la fabricación de pigmentos blancos y su empleo en frenos, vidrio y recubrimientos en salas de rayos X. El tungsteno, por otro lado, se destaca en aplicaciones que van desde la pesca en hielo hasta la fabricación de microchips y naves espaciales.
La focalización exclusiva en la minería metalífera por parte del gobierno genera inquietudes en la ciudadanía, sugiriendo posibles relaciones económicas poco claras entre el poder político y las empresas. Es esencial que se establezcan políticas públicas y de fomento desde los ministerios pertinentes para promover la explotación de minerales no metalíferos. La diversificación de la industria minera no solo beneficia a la economía, sino que también fomenta un desarrollo sostenible y equitativo.
Fomentando la Diversificación Económica
San Juan tiene la oportunidad de avanzar hacia una economía más diversificada, aprovechando la riqueza de sus minerales no metalíferos. La implementación de políticas gubernamentales que incentiven la explotación de estos recursos contribuirá no solo a la prosperidad económica sino también al bienestar de la comunidad. En el camino hacia el desarrollo económico, es imperativo que la minería, tanto metalífera como no metalífera, se lleve a cabo de manera sostenible. San Juan tiene el deber de establecer prácticas responsables que preserven el entorno natural y garanticen el beneficio a largo plazo para las generaciones futuras.