En Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz, se fundó hace tres décadas Schuler Refrigeración, una empresa que ha sabido resistir el paso del tiempo y los desafíos del mercado con determinación y perseverancia. Fundada por Ricardo Schuler y su esposa Margarita, esta empresa familiar, completada por sus hijos Magalí y Nicolás, se ha consolidado como pionera y referente en el sector. A lo largo de los años, Schuler Refrigeración ha atravesado diversas etapas de crecimiento, adaptándose constantemente a los cambios del entorno y las fluctuaciones socioeconómicas del país.
En 1994, la historia de este emprendimiento, marcada por esfuerzo, sacrificio y dedicación, dio inicio cuando Ricardo y Margarita tomaron la decisión de establecerse en Puerto Deseado. Después de que la empresa por la que inicialmente vinieron a la Patagonia quebrara debido a dificultades financieras, la pareja demostró valentía, determinación y coraje al apostar por esta ciudad. Decidieron emprender en el campo de la refrigeración, abordando una necesidad que, en aquel entonces, nadie en la localidad podía satisfacer o incluso reconocer.
Ricardo Schuler, el visionario fundador de la empresa, rememora con nostalgia y orgullo aquellos primeros años. «Comenzamos a operar como Refrigeración Schuler en 1994. ¿Por qué? Porque llegamos a trabajar con Pesquera Emiliano, que en ese momento alquilaba el frigorífico CARSA para la carne santacruceña. Pero de repente, la empresa Emiliano quebró», relata Schuler. Ante esta adversidad, la familia optó por seguir ofreciendo servicios de refrigeración, un campo en el que Ricardo ya tenía experiencia previa en la provincia de Buenos Aires.
La génesis industrial pesquera
Después de convertirse en representantes de Refmar SRL en la Patagonia a mediados de los años 90, los Schuler ampliaron su negocio ofreciendo servicios de refrigeración en diversas plantas pesqueras de la región. En el año 2000, dieron un paso adelante al construir nuevas plantas pesqueras, como la de Arengus en Puerto San Julián y la de Terenzi en Caleta Olivia, siempre colaborando con Refmar SRL.
Tras años de esfuerzo, compromiso y dedicación, el futuro parecía prometedor para los Schuler. A pesar de los desafíos, lograron establecer y mantener contratos de mantenimiento industrial con empresas líderes como Conarpesa y Pesquera Santa Cruz, generando empleo para 8 personas y vislumbrando la posibilidad de seguir creciendo. Sin embargo, un acontecimiento trágico cambiaría radicalmente el rumbo no solo de la familia Schuler, sino de toda la comunidad. El 20 de julio de 2007, la devastadora «quema de las pesqueras» marcó profundamente el destino de Puerto Deseado, dejando una huella imborrable en la historia de la localidad.
“Cuando se queman las pesqueras se corta el trabajo, nosotros en ese momento teníamos contratos de mantenimiento con distintas empresas, que nos aseguraban trabajo y continuidad, teníamos 8 personas trabajando con nosotros y bueno dos de las pesqueras a las que hacíamos mantenimiento quedaron prácticamente destruidas. Después de eso, por una serie de razones no quisieron seguir trabajando con gente de deseado y nos quedamos sin trabajo” comenta con aflicción Ricardo.
Ante un nuevo desafío crucial, el taller se vio obligado a enfrentar decisiones complejas debido a la pérdida de contratos y al golpe duro que esto representó para su estabilidad financiera. La situación se tornaba cada vez más complicada y parecía empeorar con el tiempo. Sin embargo, los Schuler se negaron a dejarse vencer y optaron por reinventarse una vez más. En lugar de lamentarse, decidieron enfocarse en las oportunidades que aún estaban disponibles, mostrando su resiliencia y determinación para superar los obstáculos.
La metamorfosis
Ante un mercado local prácticamente «cerrado» para los residentes de Puerto Deseado tras la trágica quema de las pesqueras, surgieron al menos tres nuevas empresas de refrigeración industrial en la zona. En este contexto, Schuler Refrigeración, siendo pionera en el sector y de origen local, se vio obligada a adaptarse una vez más, enfrentando un nuevo desafío. La empresa tuvo que cambiar su enfoque hacia el sector doméstico en lugar del industrial, convirtiéndose en un taller especializado en refrigeración comercial.
Aunque aún realizaban trabajos industriales, estos se llevaban a cabo en Caleta Olivia o Puerto San Julián. Los Schuler se adaptaron nuevamente a las cambiantes circunstancias del mercado, transformando su modelo de negocio de la refrigeración industrial a la comercial. Ricardo explica: «Nos vimos obligados a convertirnos en una empresa de refrigeración comercial, un cambio radical en nuestro rubro». Este nuevo enfoque implicaba trabajar con diferentes tipos de refrigerantes, como el freón en la parte comercial y el amoníaco en la industrial. Durante este período, participaron en proyectos importantes como la reanudación de actividades en Carsa, donde estuvieron involucrados en la construcción del primer barco cajonero, así como en la remodelación de instalaciones como Pescasur, que posteriormente se convirtió en Vieira.
Actualización, diversificación y adaptación
Con el progreso tecnológico en constante evolución, los Schuler observaron cómo la electrónica adquiría una relevancia cada vez mayor en el ámbito de la refrigeración. Ante esta realidad, tomaron la decisión estratégica de incorporar esta especialización a su taller. Así, instalaron un laboratorio de electrónica de tamaño reducido, equipado con todo lo necesario para abordar cualquier tarea relacionada con este campo, incluida la microsoldadura, que ocasionalmente resultaba necesaria. Esta adaptación les permitió mantenerse al día con los avances tecnológicos y ofrecer un servicio completo y actualizado a sus clientes, demostrando una vez más su capacidad de adaptación y su compromiso con la excelencia en el servicio.
Los albores de la minería, primeros contactos
En 2010, en Puerto Deseado, la exploración minera comenzaba a cobrar relevancia, especialmente con el proyecto Cerro Moro. Esta iniciativa se vislumbraba como una oportunidad de crecimiento y desarrollo para la localidad. Para Refrigeración Schuler, la incursión en la actividad minera representaba nuevas posibilidades.
«Tenemos la intención de ofrecer en nuestro taller servicios destinados a satisfacer las necesidades de la industria, como bobinado, reparación de mangueras y electrodomésticos importantes», comenta Ricardo en relación con la minería.
Aunque su objetivo final era expandir su presencia y servicios en el sector minero, durante aquellos años trabajaron en proyectos relacionados con la actividad minera mientras continuaban atendiendo a supermercados y otros negocios locales. De esta manera, lograron mantener un equilibrio entre sus diferentes clientes, demostrando su capacidad de adaptación y versatilidad en el mercado.
Cambiar de paradigma, reinventarse una vez más
En el año 2012, la hija mayor de la familia, Magalí, se encontraba cursando la carrera de veterinaria en Buenos Aires, lo que implicaba para la familia mantener dos hogares. En este contexto, Ricardo fue contratado por una empresa proveedora de servicios para la industria minera, desempeñándose como supervisor de mantenimiento. Esto significaba cumplir rosters de 7 días fuera de su familia y su empresa, alternados con 7 días de «descanso» en la localidad. Mientras tanto, Margarita trabajaba como docente y Nicolás, el hijo menor, a punto de graduarse como técnico electromecánico naval, debía hacerse cargo del taller, combinando sus estudios con las responsabilidades del trabajo, reparando electrodomésticos y asumiendo funciones adicionales. Esta distribución de roles refleja los valores familiares de esfuerzo, apoyo mutuo y sacrificio.
En 2013, Nicolás estaba a punto de graduarse como técnico electromecánico naval y las circunstancias lo llevaron a asumir la dirección completa del taller. Mientras tanto, Ricardo continuaba trabajando fuera para mantener la economía familiar. Eventualmente, cuando su contrato cesó, regresó a Schuler Refrigeración, donde gradualmente recuperaron el ritmo habitual del taller. Durante este período, decidieron incursionar en el bobinado, ya que era difícil encontrar bobinadores disponibles en Puerto Deseado, especialmente para clientes individuales. Aprovechando sus recursos y conocimientos, comenzaron a ofrecer servicios de bobinado para sus propios clientes, lo que les permitió intervenir rápidamente en casos de problemas como la quema de un forzador o una bomba de agua. Esta decisión marcó una nueva etapa en el taller, abordada con determinación y contribuyó al crecimiento continuo de su negocio.
Durante el extenso período comprendido entre 2013 y 2020, la actividad del taller experimentó un notable incremento. Ricardo asumió diversos roles dentro de la empresa, incluyendo el de representante de Candy y servicio técnico para SOLNIK, que abarcaba marcas reconocidas como Hyundai y Daewoo en el ámbito de los aires acondicionados y Smart TVs. Además, incursionaron exitosamente en la reparación de dispositivos electrónicos, desde Smart TVs hasta aires acondicionados Hyundai. La demanda por sus servicios creció significativamente, especialmente en el campo de la electrónica y la electromecánica, consolidando así al laboratorio electrónico como un punto de referencia en la comunidad local. Este período marcó una etapa de expansión y consolidación para Schuler Refrigeración, que se destacó por su capacidad para adaptarse a las necesidades del mercado y ofrecer soluciones innovadoras a sus clientes.
El Legado
«Nicolás tiene ahora 29 años, de los cuales 25 han sido vividos dentro del taller. A veces me detengo a pensar si fui yo quien le enseñó a él o si fue él quien me enseñó, y sigue haciéndolo», reflexiona Ricardo sobre la contribución de su hijo a la historia de Schuler Refrigeración.
Desde su infancia, Nicolás estuvo involucrado en el taller, asumiendo cada vez más responsabilidades a medida que crecía. Su papel fue crucial en momentos difíciles, demostrando su compromiso y habilidades para liderar el taller en momentos de adversidad. A medida que avanzaba en su educación, asumió un papel más activo en la dirección del taller, permitiendo que su padre se embarcara en otros proyectos.
Con el tiempo, Nicolás se convirtió en el pilar fundamental del taller, enfrentando desafíos y promoviendo innovaciones. Su visión de modernización y su enfoque en la organización interna reflejan su mentalidad ingenieril, siempre buscando mejorar la eficiencia y la calidad del servicio. Además, su incursión en la electrónica amplió el alcance del taller, atrayendo a una nueva clientela y diversificando sus servicios.
Además de sus operaciones actuales, Schuler Refrigeración se especializa en el bobinado de motores y generadores, así como en la fabricación de mangueras de alta presión de hasta 2 pulgadas, utilizadas en hidrogrúas, maquinaria de barcos, entre otros. También ofrecen servicios de reparación de cilindros de alta presión, bombas y motores hidráulicos, consolidándose como un referente en el sector.
La familia, los valores y el trabajo, componentes indiscutidos del ADN de la empresa
El continuo compromiso familiar refleja una determinación inquebrantable por avanzar, crecer y mejorar, incluso a costa de sacrificios personales y esfuerzos extraordinarios. La unidad y el apoyo mutuo han sido pilares fundamentales para lograr resultados positivos para toda la familia, destacando la fortaleza de los lazos familiares y el valor del trabajo en equipo.
La historia de Schuler Refrigeración es un testimonio inspirador de cómo el trabajo arduo, la resiliencia y la capacidad de adaptación pueden convertir los desafíos en oportunidades de crecimiento y éxito. A través de su compromiso con la calidad y la innovación, Schuler Refrigeración sigue siendo un pilar en la comunidad de Puerto Deseado y más allá, dejando un legado de inspiración y determinación para las generaciones venideras.