Argentina se prepara para experimentar un crecimiento exponencial en su industria minera, impulsado principalmente por el auge del litio y el cobre. Según el secretario de Minería, Luis Lucero, el país se encuentra en una ventana de oportunidad clave gracias al Régimen de Incentivo a la Inversión (RIGI), que podría atraer inversiones cercanas a los 20.000 millones de dólares en los próximos tres años. Este panorama optimista se presentó en el Seminario Internacional del Litio en Jujuy, donde se discutieron las perspectivas y desafíos del sector.
Lucero destacó la recuperación de la confianza de grandes actores internacionales, como Río Tinto y BHP, quienes habían abandonado el país por considerarlo un entorno hostil para la inversión. «Hoy estas compañías están apostando nuevamente por Argentina, lo que es una señal positiva para el sector», afirmó. Este renovado interés se traduce en una serie de proyectos en litio y cobre que se pondrán en marcha en el corto plazo, con plantas de producción de litio en Salta que comenzarán a exportar este año.
El litio, con un desarrollo más rápido, será el principal motor de crecimiento en el sector minero argentino. Las proyecciones de la Secretaría de Minería indican que las exportaciones de este mineral podrían pasar de los 800 millones de dólares actuales a 5.000 millones en 2027, alcanzando los 11.700 millones para 2034. Por su parte, el cobre empezaría a exportar en 2029, con expectativas de llegar a un valor de 11.700 millones en 2032. Este crecimiento situaría al litio y al cobre en el top 5 de las exportaciones argentinas, junto con productos como la soja, el maíz y el petróleo.
No obstante, el optimismo del Gobierno es recibido con escepticismo en algunos sectores. La Cámara Argentina de Empresas Mineras estima que la producción podría ser hasta un 20% menor que lo proyectado para 2027 y un 10% inferior en 2030. Además, el futuro de la producción de oro y plata es incierto, dado que sus yacimientos muestran signos de madurez y declinación, sin grandes inversiones previstas.
En cuanto al marco regulatorio, Lucero señaló que no se contemplan nuevos incentivos fiscales más allá del RIGI. Sin embargo, sugirió que las provincias podrían contribuir a mejorar el clima de inversión, por ejemplo, congelando las regalías mineras para fomentar la exploración en regiones como la Patagonia.
El desafío ahora es mantener un equilibrio entre el impulso a la producción y la sostenibilidad, abordando las preocupaciones ambientales y sociales asociadas a la minería. Argentina tiene la oportunidad de capitalizar la demanda mundial de minerales críticos para la transición energética, pero deberá superar barreras estructurales y garantizar un entorno favorable para atraer y retener inversiones a largo plazo.