A lo largo de las décadas, La Rioja ha explorado diversas posibilidades en el ámbito minero, con la reciente atención puesta en el litio como recurso clave. Aunque durante casi dos décadas se centró en proyectos de oro y plata, la clausura de tales iniciativas en 2015, debido a la oposición comunitaria centrada en la preservación ambiental y del agua, marcó un punto de inflexión.
En este nuevo escenario, el litio se ha convertido en el protagonista, con algunas exploraciones en marcha. Sin embargo, el anuncio del gobernador Ricardo Quintela sobre la declaración del litio como «recurso estratégico» y la creación de Kallpa, una empresa con mayoría estatal para explorar y explotar el mineral, ha desencadenado tensiones en el sector privado. La revocación de permisos previos, como el concedido a la minera canadiense Origin Resources, ha añadido un nuevo matiz a la dinámica minera en la provincia.
A diferencia de otras provincias donde proyectos litíferos están en plena expansión, La Rioja se encuentra en una posición delicada. En Chilecito y Famatina, localidades ubicadas a unos 200 kilómetros de la capital provincial, se visualiza el turismo como un motor económico alternativo. Aunque durante la gestión anterior se contempló la posibilidad de establecer un parque nacional, este proyecto aún no ha visto la luz.
La historia minera de La Rioja ha experimentado altibajos notables. En 2005, la canadiense Barrick Gold inició operaciones en La Mejicana, la mina de oro. Sin embargo, enfrentó fuertes protestas y bloqueos de ruta que duraron casi dos años, culminando con la retirada de la empresa en 2007. Otros intentos, como los de Shandong Gold en 2008 y Osisko Mining en 2011, también se vieron frustrados por la oposición de la población. Incluso proyectos más recientes, como el de la minera salteña Midais en 2015, enfrentaron protestas y fueron abandonados para preservar la «paz social».
Recientemente, La Rioja anunció el inicio del proyecto minero Peñas Negras en el departamento General Lamadrid, a cargo de la minera Barton, enfocado en la prospección y exploración de oro y cobre. Con un enfoque en la responsabilidad social y el cuidado ambiental, este proyecto busca equilibrar la actividad minera con la preservación del entorno y el bienestar comunitario.
En la Quebrada Alipán, a unos 80 kilómetros de la capital provincial, la comunidad se movilizó en contra de la exploración de uranio, destacando que «la minería de uranio no tiene licencia social en La Rioja». Actualmente, la actividad minera en la provincia se limita principalmente a canteras, que son fuentes de algunas de las mejores piedras lajas del país.
En este contexto, La Rioja se encuentra en un momento crucial, buscando un equilibrio entre las oportunidades económicas que la minería podría ofrecer y las legítimas preocupaciones de la población en cuanto a los impactos ambientales y sociales. La diversificación económica y la adopción de prácticas responsables serán fundamentales para construir un futuro sostenible para la provincia.